A veces soy parte de ellos, me siento a comer en la misma mesa y río de sus chistes mientras ellos ríen de los míos, otras tantas veces soy simplemente espectador y lejano.
¿Y a dónde se huye cuando todo te alcanza y lo único que parece real es el abismal mundo cayendo encima? Nadie te conocerá nunca como piensas, así te mueras en sus piernas.
¿Y si el ardor en la planta de los pies después de un día cansado es todo lo que voy a sentir? ¿A dónde vuelan los míticos encuentros y la naturaleza villana del tiempo? Soy, soy siempre una pregunta y nunca la respuesta.
Me aíslo porque es lo que mejor sé hacer, me es fácil entenderme, yo mismo puedo cuidarme y arroparme, aunque sea por breves y efímeros periodos de tiempo, quién entienda.
Soy, soy un sepulcro herido, quién por la noche se consuela así mismo pensando en que la vida puede ser peor, obligo a mi alma a arrugarse y a resistir solo un día más, uno más.
No me gustan las despedidas, no nací para despedirme, pero aún así la vida es una despedida eterna, dices adiós a familiares, amigos, amores y un buen día dices adiós para ti mismo.
