Por la noche rompí mis labios, el infortunio de esperar el futuro para saber si alguna vez podré tocar los tuyos, besarlos y luego sonreír como dos adolescentes enamorados me ha ganado.
Ver tu silueta por la mañana caminar de forma sencilla, mientras el viento engalana tu existir, alegra mi tristeza diaria, y te miro tras el cristal que acumula y guarda las ganas de correr a ti.
Disimular es sencillo mientras no estás, pero después, durante el día, te paras frente a mi y mi corazón late como si hubiese bebido 1000 cafés, y no puedo ocultarlo así.
Alguna vez soñé contigo, te besaba y tú, tú sonreías, desde entonces cada noche duermo con la esperanza, de volver a encontrarme, en sueños, por lo pronto, con ese sabor a ti.