La vida es como una tormenta, lo que sea que eso signifique. Octubre llega y el ocaso de otro año aparece en el horizonte, a veces pienso que ya no le temo a nada, aunque eso signifique que lo he perdido todo, los extremos se unen y finjo ante la tempestad, un día más.
Retumban las campanas por la mañana y me abrigo con la promesa de que pronto todo será pasajero, el cigarrillo de la mediodía resulta una dulce y áspera ilusión, mientras las canciones no paran, se escriben, se musicalizan, aunque ya no soy compositor.
Hay fantasmas en mi ventana, la nada golpetea mi puerta, la monotonía representa mi calma, un ave canta, y la lluvia rompe con su encanto los asfaltos. Octubre llega y consigo acaricia la melancolía de las promesas que hice y rompí, en las que creí ciegamente y murieron en el aleteó de un colibrí.
Lloro por amores pasados, por tiempo perdido, por la familia que no veo, por los amigos que no frecuento, por los sueños que no se cumplieron, las fantasías que solo sueño, mientras todo, Octubre llega, y yo, yo doy un suspiro, cierro los ojos, y doy un sorbo a mi café.
